31 enero 2012

Balance de una época. Más allá de la economía

       
Antonio García Santesmases*

                      En los congresos del PSOE era una tradición consolidada el evaluar críticamente la gestión de la Comisión Ejecutiva Federal. Era uno de los momentos esenciales del congreso del partido. Voy a intentar en este artículo analizar las luces y las sombras del período que ahora termina, voy a intentar mostrar los aciertos y las carencias de los años en los que ha sido Secretario general del PSOE Jose Luis Rodríguez Zapatero.
                         Convendría comenzar por recordar cómo llega Zapatero a la secretaria general del PSOE. Quizás si analizamos lo que ocurrió entonces podremos valorar la ejecutoria posterior.

            I- UN CONGRESO CON LUCES Y SOMBRAS.
                          Zapatero llega a la secretaria general en un congreso extraordinario en el que se presentan cuatro candidatos. Todo hubo que improvisarlo porque al celebrarse un congreso extraordinario no había posibilidad de valorar la gestión anterior (nadie rindió cuentas del período de Joaquín Almunia en la Secretaría general) y al haber cuatro candidatos se pensó que era imprescindible elegir primero al secretario general y proceder posteriormente a la elección de la Comisión ejecutiva. Aquel sábado por la mañana los delegados pudimos escuchar a los cuatro aspirantes y proceder posteriormente a la votación. Era una votación individual y secreta de los delegados pero no se permitió que hubiera una segunda vuelta en la que los delegados pudiéramos optar entre los dos candidatos con más apoyos. Se pretendía con esta maniobra asegurar el triunfo de José Bono y su acceso a la Secretaría general. Los que forzaron una única votación no lograron su propósito pero impidieron que las minorías pudieran condicionar con su voto la elección del secretario general. Dicho de otra manera la minoría de izquierda  pudo evitar que saliera el que, a su juicio, era el peor, pero no logró condicionar la elección de la comisión ejecutiva del que pensaban era el menos malo.
                       La gran perjudicada por aquella maniobra fue el ala izquierda del partido socialista que con tanto esfuerzo, y tanta falta de reconocimiento posterior,  había ido aglutinando con gran dignidad  Matilde Fernández. Los vencedores del congreso prefirieron olvidar pronto aquellos apoyos e interpretar lo ocurrido en clave generacional: había llegado una nueva generación que nada tenía que ver con el pasado, con las querellas de sus progenitores, que no estaba dispuesta a reproducir eternamente aquellos desencuentros.
                      Se procedía así a devaluar  el debate anterior, reduciéndolo a una querella personalista entre dirigentes, obviando todas las dimensiones ideológicas que habían suscitado aquellos desencuentros. Comenzaba el adanismo. Adanismo que fue bien recibido por una gran parte de la opinión pública que veía caras nuevas, que no había entendido nunca con claridad los motivos de las diferencias anteriores, y que se encontraba con unos dirigentes jóvenes a los que no se les podía imputar los aspectos más negativos de la gestión de la generación anterior. Adanismo que también tendría su lado negativo como luego veremos.

                   II- DE LA OPOSICION RESPONSABLE A LA CONFRONTACION.
                      De julio del 2.000 hasta marzo del 2.004 Zapatero aparece  al principio como el hombre de la oposición seria, solvente, cuidadosa, bienintencionada, que parece estar dispuesto a no romper un plato ni a decir una palabra de más. Asume el pacto entre el PSOE y el Partido popular en el País Vasco en las elecciones en las que los constitucionalistas pierden por muy poco frente a los nacionalistas y pacta la Ley de Partidos con el gobierno. Hasta ese momento todo eran parabienes.
                       Pero llegó la huelga de los sindicatos y las movilizaciones contra la guerra de Irak. De pronto el hombre cuidadoso, bienintencionado, fue visto como un personaje dispuesto a acompañar a los sindicatos hasta la Puerta del Sol y solidario con los manifestantes contra la guerra. Zapatero se declaró contrario a la intervención de las tropas norteamericanas y acompañó las movilizaciones masivas en contra de la guerra. Ya entonces comenzó a ser visto por la derecha como un peligro.
                Ese Zapatero pro-sindical y anti-guerra  apoya igualmente  a la Izquierda plural en Cataluña y  afirma que  avalará, si llega a la Presidencia del gobierno, la propuesta que surja del Parlamento de Cataluña de elaborar un nuevo Estatuto. La Izquierda plural triunfa en Cataluña después de 23 años de gobierno de Pujol y Zapatero se ve atrapado por unas palabras que van  a marcar sus años de gobierno.

         III- LA PRIMERA LEGISLATURA.
Son los años marcados por el pacto parlamentario con Izquierda unida y con Ezquerra Republicana de Cataluña en la que se producen decisiones de un enorme calado que cambian elementos decisivos del legado de la transición: la retirada de las tropas de Irak como muestra de respeto a la voluntad de un pueblo que estaba masivamente contra la guerra; la elaboración de una ley de memoria histórica; la aprobación del matrimonio homosexual y  de un nuevo Estatuto para Cataluña. La campaña de la derecha en contra de estos proyectos fue implacable: se acusó a Zapatero de ser un Presidente ilegítimo que había alcanzado el poder en un extraño contubernio con las fuerzas de seguridad, los terroristas de Eta y los islamistas. Ese Presidente ilegítimo pretendía además poner en cuestión los fundamentos de la nación y los pactos de la transición.
                  El Zapatero bienintencionado, cuidadoso, dispuesto al consenso, era de pronto un rehén del nacionalismo catalán más desaforado, un político revanchista que quería ganar una guerra civil que sus antepasados perdieron hace muchos años y, para colmo, alguien dispuesto a  negociar con los terroristas de Eta. El retrato era tan cruel y despiadado, tan injusto y desproporcionado, que todos los que cultivamos la memoria nunca lo podremos olvidar. Los que no tienen costumbre de cultivar la memoria tampoco lo deberían hacer si quieren tener alguna claridad conceptual en relación a como se las gasta la derecha mediática en España cuando se atenta contra su interpretación de la historia y su proyecto de nación.

           IV- EL ÚLTIMO ZAPATERO Y EL DEBATE PENDIENTE.
                 Esa profusión de improperios, de insultos y de descalificaciones  por parte de la derecha provocó que  muchos  votantes de Izquierda unida, del Bloque Gallego, de Ezquerra republicana, del PNV y de CiU  decidieran apoyar   a Zapatero en el 2.008 aterrados ante la posibilidad de un triunfo de una derecha tan agresiva y montaraz.
             Como sabemos en las elecciones del 2.011 no ha sido así y creo que el motivo fundamental está en el giro en la política económica y social del  gobierno a partir de mayo del 2.010. Pero a pesar de que éste sea el motivo más relevante  de la derrota el socialismo español y la izquierda en su conjunto debería darse cuenta de que hay en juego  algo más que economía. No podemos pensar que tras la derrota de ETA y el incremento del peso electoral de la izquierda abertzale, y tras la vuelta del pujolismo, el debate en España se va a centrar únicamente en los temas económico-sociales.
             La izquierda tiene ahora  mucho tiempo por delante y lo peor sería volver al adanismo y pensar que nada ha ocurrido durante estos años. Creo que tiene que aprovechar el tiempo disponible  para definir con rigor qué entiende por nación, cuál es el papel que debe ejercer la memoria en la construcción de la identidad y cómo debe afrontar los problemas de la laicidad. Son temas que van más allá de lo económico y en los que hemos vivido una combinación entre decisiones audaces en el campo legislativo con la ausencia  de una explicación pedagógica de lo que se quería hacer. Ante el aullido de una  derecha que bramaba  en demasiadas ocasiones, muchos representantes de la izquierda han preferido escurrir el bulto, han pensado que sólo con afirmar que esos temas no eran los que debían presidir la agenda política, esos mismos temas desaparecerían como por arte de magia.
                No ha sido  así. En el balance del zapaterismo hay una combinación entre gestos audaces que muchos siempre agradeceremos con la  ausencia notable de un relato político que muchos hemos echado en falta. Esta ausencia se ha debido a que, fruto del adanismo, han pensado que todo el mundo con buena voluntad, antes o después, aceptaría sus criterios. Nunca ha ocurrido en la historia ni ocurrirá en el futuro. El debate entre las ideologías se juega también en la pugna por el pasado.
            Pondré un ejemplo para terminar. Cuando se produjo el anuncio del final de Eta   políticos de distintos partidos  dijeron una y otra vez que no estaban dispuestos a permitir que el relato de lo ocurrido quedara en manos de los herederos de los terroristas, olvidando el sufrimiento de las víctimas.
                        Nada más justo, nada más acertado. El problema es que el sufrimiento acumulado  en España no es únicamente el de las victimas de Eta. Existe un sufrimiento acumulado en la transición que no ha sido reparado y al que hay que hacer justicia y hay que hacerlo preservando a la vez lo mejor del legado de la transición. Tarea compleja, difícil, que va más allá de la economía, que remite a la pugna por el pasado, al difícil equilibrio entre memoria y olvido, sin el cual es muy difícil que pueda arraigar una cultura auténticamente democrática.
Catedrático de Filosofía Política de la UNED.
Revista Temas para el debate. Febrero 2.012

Política de vivienda, algo más que bajar el stock de no vendidas

Julio Rodríguez López[1]
  Durante el último año,  el anterior gobierno socialista y  el nuevo gobierno popular han tenido algún que otro rasgo común en materia de política de vivienda. La consideración de que el principal objetivo de dicha política es la reducción del elevado “stock” de viviendas de nueva construcción no vendidas en España  es lo más llamativo de las declaraciones realizadas en ambos casos. La política de vivienda incluye, por lo general, objetivos adicionales al objetivo central, como los de soportar el crecimiento a largo plazo de los niveles de vida  y el fortalecimiento de la estabilidad monetaria (OCDE, “Housing and the economy”, Economic Policy Reform 2011). Pero en ningún caso el objetivo central deja de considerarse que tiene que  ser el de  “asegurar vivienda adecuada a los ciudadanos” (OCDE, op.cit.), y ello con un esfuerzo de accesibilidad razonable.
  La reducción del elevado stock de viviendas citado, que en 2011 ha vuelto a crecer y que no debe de andar muy lejos del millón de viviendas, viene a ser,  en las presentes circunstancias  de la economía española,  un objetivo general de política económica y no tanto un objetivo especifico de la política de vivienda. Ello no impide que con las actuaciones previstas de política de vivienda se contribuya a la reducción del stock en cuestión.
 Si para  hacer política de vivienda se esperase a que se haya vendido o eliminado el número de viviendas construidas y no vendidas,  como consecuencia del pinchazo de la burbuja inmobiliaria,  habría que dejar pasar un periodo de tiempo excesivamente largo. A no ser que para lograr dicho propósito se recurriese a métodos tan expeditivos  como los que se han desarrollado en la ciudad de Detroit (USA), donde se ha vuelto a cultivar la tierra con fines agrícolas  en terrenos antaño ocupados por construcciones residenciales.
  El nuevo gobierno se ha estrenado con un reforzamiento de las ayudas fiscales  al acceso a  la vivienda en propiedad (IVA del 4% sobre las ventas de nuevas viviendas durante 2012 y aplicación de la deducción de vivienda en el IRPF desde 2012 cómo se hizo hasta 2010, extendiéndola  con efectos retroactivos a 2011) y  con la eliminación de la ayuda directas a los inquilinos jóvenes, denominada como Renta Básica de Emancipación. Esta última ayuda  la puso en marcha en 2007  la entonces ministra de vivienda, Carmen Chacón,  que  cumplió con ello una actuación prevista en  el programa electoral del PSOE de  2004.
  El gobierno ha reducido el nivel del órgano competente en política de vivienda desde Secretaría de Estado a Dirección General, coincidiendo con el reforzamiento de las ayudas  fiscales al acceso  en forma de propiedad. El ahorro de gasto público derivado de dicha reducción del nivel administrativo de la política de vivienda ha sido ampliamente superado por el coste de las medidas fiscales citadas. Dicho coste,  disminuido por el ahorro de la supresión de la   renta básica de emancipación,   podría aproximarse  a los 1.500 millones de euros, que no es una cifra despreciable en tiempos de ajuste como los actuales.
  Asumido, pues, que a pesar de que el alquiler domine ahora entre las nuevas ofertas y demandas de viviendas en las grandes ciudades (“El alquiler avanza como primera opción», El Mundo, 27.1.2012) la vivienda en propiedad va a ser el rasgo más destacado del nuevo gobierno, este debe de hacer algo más que bajar los impuestos a los que pueden comprarse una vivienda en las presentes circunstancias. El instrumento más potente de la política social de vivienda en España, esto es, la ayuda a la  promoción y compra de  viviendas protegidas (VPO) en España, debe de estar pasando por una profunda crisis como consecuencia de la restricción crediticia, pues al fin y al cabo dicho sistema descansa en los nuevos créditos convenidos  para tales actuaciones.    
 La política de vivienda forma parte de las prestaciones sociales integrantes  de  lo que viene a denominarse como estado bienestar. La reducción del stock de viviendas terminadas y no vendidas está  asociada con la reforma del sistema financiero en España, a la vista del fuerte peso que dichas viviendas no vendidas tienen en los balances bancarios. Aunque sea a nivel de Dirección General, hay trabajo en el gobierno de España en cuanto a  política social de vivienda se refiere.  La reforma  a fondo  de la política de vivienda protegida,  en un sentido favorable al alquiler y a la rehabilitación, y el conocimiento de la realidad del mercado del alquiler en España figuran entre las principales tareas pendientes.


[1] JRL fue presidente del Banco Hipotecario de España y de  Caja Granada